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lunes, 24 de septiembre de 2007




Las armadas de todo el mundo a menudo eligen a un gran velero para empezar a formar a sus futuros oficiales. En una época de tecnología y automatismos, no deja de ser curioso que se quiera inculcar el romanticismo de la navegación a vela a las nuevas generaciones de marinos. Pero pese al placer que produce navegar con estos barcos, los veleros son todo un reto para una tripulación, que debe aprender a trabajar al unísono para que la “máquina funcione”.

En el caso del “Mir” (que significa “Paz” en ruso), el reto es mayor, dado que se trata de una embarcación de 108,9 metros de eslora y tres mástiles, que puede dar cabida a una tripulación de 200 personas; se trata, pues, uno de los mayores barcos a vela del mundo.

Historia del Mir

Este diseño del ingeniero polaco Zygmund Choren salió de los astilleros en 1987 como tercero de 5 barcos de entrenamiento para el ejército soviético. El primero de los barcos de esta serie, el Dar Mlodziezy, fue construido en Polonia para sustituir al Dar Pormoza, un mercante de dicho país. Fue entonces cuando la marina rusa decidió aprovechar este diseño para la construcción de su futura flota de barcos-escuela.

Así pues, desde un buen comienzo se estableció que el Mir sería un centro de entrenamiento de la marina para jóvenes cadetes. Asimismo, se quiso desde un buen comienzo que éste se convirtiera en el barco insignia de la armada rusa. Así pues, ya desde sus inicios, el Mir ha participado en regatas internacionales de grandes veleros como la Cutty Sark, donde ha participado regularmente desde 1988.

En su faceta de embajador de buena voluntad, el Mir ha acogida a jóvenes de otros países, en particular a cadetes británicos, en virtud de acuerdos de colaboración educativa.

En los últimos tiempos, el departamento gubernamental encargado de la administración del Mir atravesó problemas financieros que obligaron a alternar las funciones educativas del barco con otras más comerciales. Todo, evidentemente, en aras de la financiación del barco para su supervivencia. Por este motivo, varias veces al año se permite la entrada de turistas que realizan estancias de unos pocos días, en los que disfrutan de la experiencia de navegar en un velero clásico.

Ficha técnica:

Diseñador: Zygmund Choren
Año de construcción: 1987
Eslora: 108.9m
Manga: 14m
Mástiles: 3
Bandera: Rusia
Base: San Petersburgo
Tripulación regular: 56
Tripulación máxima: 200

Construido en el año 1930 en el puerto de Cádiz, España, el Capitán Miranda fue pensado inicialmente como buque hidrográfico.

Las características de la nave eran 55 metros de eslora, 8 metros de manga, 3.40 de calado, propulsión diesel y a vela, y capacidad para 47 tripulantes.
La botadura del Capitán Miranda se produjo en el mes de julio de 1930. Su nombre hace homenaje al Capitán de Navío Francisco Prudencio Miranda, eminente marino uruguayo, hidrógrafo, historiador, profesor, conferenciante, escritor e investigador sobre temas del mar.

Si bien como buque hidrográfico desarrolló una destacada y extensa labor de más de 40 años, a partir de 1977, el Capitán Miranda fue transformado en Velero- Escuela. El antiguo buque se convierte entonces en una estilizada goleta de tres palos.

En base a los proyectos presentados, se aumentó su superficie vélica, se construyeron alojamientos adecuados, se efectuó su remotorización, se modernizaron sus sistemas y se adecuó completamente para su nueva función.
Participaron en la transformación varias empresas uruguayas, se utilizó en su mayoría materiales nacionales, sólo se adquirieron en el exterior, elementos indispensables. Los trabajos fueron realizados por personal especializado de la Armada Nacional.

Al comenzar en su nueva tarea, se convirtió en uno de los más grandes y rápidos veleros activos, gracias a su moderno aparejo.

El 20 de octubre de 1978 el Capitán Miranda inauguró esta nueva etapa con su primer viaje de instrucción que se volvería a repetir cada año hasta la actualidad.

Transcurridos 16 años de la primera transformación que convirtiera al Miranda en Velero – Escuela, fue aprobada una nueva remodelación del buque.
En junio de 1993, el barco ingres
ó al astillero de la Empresa Nacional Bazán en Cádiz, España.
Debido a su estado avanzado de deterioro, el Capitán Miranda fue prácticamente desarmado en su totalidad y vuelto a armar minuciosamente sustituyendo cada pieza con particular precisión.

Esta segunda reparación permitió la incorporación de una serie de mejoras, que sumadas a la actualización tecnológica de rigor, han dotado al Miranda de mayores facilidades para el cumplimiento de su misión.